Los
estribos son piezas, generalmente metálicas, de formas diversas que permiten que el jinete de un
caballo introduzca los pies en ellas para afianzarse mientras cabalga. Fijados a la silla de montar, permiten una mayor comodidad, tanto para la cabalgadura como para el jinete.
Históricamente, hay evidencias de que fueron inventados por los nómadas turcos e introducidos en
Europa por los
hunos hacia el siglo V, aunque no hay noticias de su adopción por la caballería imperial hasta aproximadamente un siglo más tarde.
Los invasores del
Imperio Romano, sin embargo, adoptaron rápidamente el uso de estribos. Ello mejoró la eficacia de sus tropas montadas hasta tal punto que permitió la derrota, en la batalla de Adrianópolis (año 378) del modelo clásico de
legión romana, lo que causó una crisis militar sin precedentes. El estribo, que permitía al jinete luchar con comodidad y maximizaba el impacto de la carga, prácticamente había jubilado al mejor ejército de la historia, y había iniciado una nueva era en Europa: la de la
caballería pesada.